Ser-isolado

Por Aline Camargo Barros.

Particularmente, sempre gostei de falar de muros, daquilo que divide cada um do outro. Em tempos de quarentena, o antagonismo se revela mais do que nunca: a casa e a rua, o dentro e o fora, o real e o virtual, o pobre e o rico, o saudável e o contaminado, o morto e o vivo. 

Um micro elemento totalmente invisível é capaz de fortificar ainda mais os grandes limites existenciais. As barreiras crescem. Acordo e passo o dia em um apartamento de vinte metros quadrados – self-isolation – ser isolado, self, eu ser, selfish, o eu, o meu, o outro, o nosso – vírus. Traço, então, o meu metro quadrado. Nunca antes o espaço singular foi tão importante quanto agora. Somos as bolhas humanas. Se antes éramos indivíduos reservados, somos agora enclausurados. 

Somos as bolhas humanas.

Entre uma tela e a outra, encontram-se duas pessoas. Das interações, apenas as virtuais. Enfim, somos o auge dos homens modernos devidamente conectados! O futuro habitat será mais online do que havíamos imaginado. Prepare sua internet sem limites, e ajuste o brilho da sua tela iluminando o seu quarto. O nosso lar terá de ser sempre conectado –  caso contrário, self-isolation

Tudo gira em torno de nossas relações, e sempre foi assim: construímos e planejamos nossas moradas de acordo com as nossas interações, traçamos nossos limites segundo nossas aproximações. A partir de agora, em um mundo de pandemias, troque as “relações” por “conexões”. E cresce mais um muro entre nós: um lado virtual cada vez mais populoso, um lado urbano cada vez mais isolado.

Brasil, 27 de abril de 2020

E cresce mais um muro entre nós.

Estar aislado
En particular, siempre me gustó hablar de muros, de lo que se divide entre sí. En tiempos de cuarentena, el antagonismo se revela más que nunca: la casa y la calle, el interior y el exterior, lo real y lo virtual, los pobres y los ricos, los sanos y los contaminados, los muertos y los vivos.
Un microelemento totalmente invisible es capaz de fortalecer aún más los grandes límites existenciales. Las barreras crecen. Me despierto y paso el día en un apartamento de veinte metros cuadrados, autoaislado, aislado, yo, yo, egoísta, yo, mío, el otro, nuestro virus. Entonces trazo mi metro cuadrado. Nunca antes el espacio singular ha sido tan importante como lo es ahora. Somos burbujas humanas Si anteriormente éramos individuos reservados, ahora estamos enclaustrados.
Entre una pantalla y la otra, hay dos personas. De las interacciones, sólo las virtuales. De todos modos, ¡somos el auge de los hombres modernos debidamente conectados! El hábitat futuro estará más en línea de lo que habíamos imaginado. Prepare su Internet sin límites y ajuste el brillo de su pantalla iluminando su habitación. Nuestra casa siempre debe estar conectada, de lo contrario, el autoaislamiento.
Todo gira en torno a nuestras relaciones, y siempre ha sido así: construimos y planificamos nuestras direcciones de acuerdo con nuestras interacciones, dibujamos nuestros límites de acuerdo con nuestros enfoques. De ahora en adelante, en un mundo de pandemias, reemplace las «relaciones» con las «conexiones». Y otro muro crece entre nosotros: un lado virtual cada vez más poblado, un lado urbano cada vez más aislado.

Deja una respuesta